Cuando volvimos de Baeza y descansamos salimos a cenar, desde el interior del bar se veía pasar la procesión, el bullicio,los niños que jugando en la gigante ventana nos impedía por momentos ver el exterior... no siempre se cena con una banda de música como fondo. Cuando terminamos de cenar fuimos a buscar la procesión para despedirnos de Úbeda. Cuando la vimos pasar nos fuimos detrás de la banda, sintiendo el sonido de los tambores en nuestro interior, la noche terminó con una bella luna llena sobre los tejados ubetenses.