Cuando puse el primer pie en los escalones me dieron ganas de llorar ante tanta grandiosidad, aunque esté en ruinas es maravilloso, uno de mis hemisferios miraba y el otro imaginaba lo que fue.
Erigido entre 437 y 432 a.C., los Propileos constituían la grandiosa entrada a la Acrópolis. Se trataba de un edificio central de forma rectangular compuesto por columnas dóricas que delimitaban cinco puertas de acceso con diferentes funciones, y dos alas laterales.
Erigido entre 437 y 432 a.C., los Propileos constituían la grandiosa entrada a la Acrópolis. Se trataba de un edificio central de forma rectangular compuesto por columnas dóricas que delimitaban cinco puertas de acceso con diferentes funciones, y dos alas laterales.
(imagen cogida de internet)
Antes de adentrarnos y al lado de los Propíleos se encontraba el Templo de Atenea Niké que conmemora la victoria sobre los persas en la Batalla de Salamina (480 a. C.). La idea de su construcción en la Acrópolis de Atenas, surgió en el 449 a. C., tras la paz con los persas (Paz de Calias). Sin embargo, Pericles se opuso a la construcción del mismo y no se comenzaron las obras hasta el 421 a. C., comenzada ya la Guerra del Peloponeso (431-404 a. C.).
El proyecto se encargó a Calícrates arquitecto que también colaboró en la construcción del Partenón, junto con Ictino, quien diseñó un templo de orden jónico que tuvo que adaptarse al pequeño espacio que se le asignó: un bastión (torreón) de los Propíleos, que domina la subida a la Acrópolis.
Cerca de aquí se veían las Cariátides y nos dirigimos a su encuentro.