Cuando salimos del mercado empezó a llover muy fuerte pero eso no nos impidió continuar con nuestra ruta. Sabíamos que teníamos que ver la Biblioteca de Adriano, Keramicós, La torre de los vientos y así hicimos, nos compramos unas botas de agua y disfrutamos del día.
Antes de que se me olvide, tengo que decir que en este barrio ponen un mercadillo el fin de semana, donde la tienda está casi en la calle de auténticas oportunidades. Había cosas antiquísimas, que si no llega a ser porque mi maleta era pequeña me hubiera comprado más de una cosa.