30 de diciembre de 2011
El Panteón es uno de los monumentos mejor conservados de la Antigua Roma. Contemplar sus severas formas clásicas conviviendo con normalidad con edificios de la ciudad moderna produce una extraña sensación de anacronismo. Y no sin emoción se atraviesan los enormes batientes de bronce para entrar bajo la cúpula levantada por Adriano hace 1900 años.
Este milagro ha sido posible gracias a que el Panteón fue el primer edificio clásico transformado en iglesia: en el año 608, el emperador bizantino Focas (dueño de Roma en aquel momento) se lo ofreció al Papa Bonifacio IV. De este modo, el antiguo templo dedicado “a todos los dioses de Roma” se convirtió en la iglesia de Santa Maria ad martyres, dedicada a los mártires de las persecuciones. Una enorme cantidad de huesos procedentes de todas las Catacumbas de Roma fue trasladada a la nueva iglesia.
Contiene las tumbas de los dos primeros reyes de la Italia unificada, y también la tumba del insigne pintor renacentista Rafael.
"M.AGRIPPA.L.F.COS.TERTIVM.FECIT", que significa “Marco Agrippa, hijo de Lucio, cónsul por tercera vez, lo hizo".
Piazza della Rotonda y Panteón de Agripa